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¿De qué se trata la amabilidad en el tantra?

Amabilidad en el tantra

(Imagen tomada de Pinterest)

“Cuando la respiración, me permite sentirme en comunión con algo más grande que yo, la amabilidad se vuelve transpersonal: es el gesto de entregarse al juego del misterio.

Angie


Cuando leas, detente en las comas y puntos, respira.

Tiempo de lectura: 5 minutos (acaríciame un momento; ven junto a mí).

Música para acompañar: Creep — Radiohead (versión acústica, boludx)

Para mí, se trata de un proceso de descubrimiento existencial:

Donde las preguntas se vuelven eje, donde el cuerpo se vuelve poroso y permeable, y la mente se escucha sin anclarse en la soberbia, sino en un preguntar constante. Preguntar, preguntar y preguntar.

La pregunta se hace eje en cuanto la respiración trae consciencia. No sé si en el tantra “oficial” sea así, la verdad, pero para mí sí lo es. Y esa legitimación en sí misma ya es tántrica: allí donde cada verdad es verdad, y cada pregunta puede quedarse sin respuesta. Allí está la amabilidad. En esa incertidumbre que no necesita ser llenada, donde el espacio vibra tan profundo en las vísceras que el sentido del tacto se vuelve necesario para que la experiencia se haga material.

Para mí, la amabilidad tántrica está en sus principios: en recibir el caos elemental tal cual llega, sin juicio, sin querer arreglarlo ni modificarlo. Y al mismo tiempo, incluso juzgarlo, querer arreglarlo o modificarlo, también es parte de la amabilidad. Porque la amabilidad como experiencia vincular se reconoce en su diferencia, en el roce con la exigencia.

Y sí, qué decirte: hablar de amabilidad también es hablar de exigencia. De esa exigencia tiránica que nos recuerda a los castigos del medioevo, o incluso a la infancia cuando bajarte los pantalones y olerte el culo con tu hermane, tu prime o un amigue era la forma más “amable” de comprender que olemos lo mismo, cagamos por el mismo lugar, se nos frunce el ano y se nos relaja por igual.
Ese registro de ser casi-casi lo mismo, casi-casi igualitos, parecidos nomás. Donde no entra la comparación porque el asombro de reconocerte en el otro es más amable.

Oliendo o no oliendo culos, el símbolo tántrico de la amabilidad, para mí, tiene que ver con dejar entrar y salir el aire del cuerpo. Por eso te decía lo de respirar y oler: no es casualidad. El tattva Tierra (de los 36 tattvas de las escrituras ancestrales tántricas) tiene como órgano de referencia el ano y como sentido de percepción el olfato.)

(Imagen recuperada de Pinterest)

Entonces también podría decir: la amabilidad está en la raíz.

La raíz que reconoce la pertenencia y permanece en ese espacio de comunión con la di-ver-si-dad (qué palabra tan cargada, hasta me hace fruncir el ano).

Hablando de todo un poco, siento que la amabilidad y la exigencia no solo crean una mini danza anal, sino que además ayudan a circular corporalmente una energía erótica, sensual, sutil, potente, deseante… hacia los horizontes más abstractos de tu percepción.

¿Què se encuentra en los horizontes màs abstractos de tu percepciòn?

Como parte de la invitación a escribir en el blog de Besuqueable, me propuso un juego: “Encuentra un diálogo amable en tu cotidiano, explóralo y exprésalo en tu texto”.

Eso me gustaría ejemplificártelo con una historia: mis padres están separados hace unos seis o siete años, aproximadamente. Actualmente, su relación podría decirse que es “normal”: no quieren matarse ni se tiran cosas, como antes… ni tampoco invaden los espacios del otro, en términos muy materiales. 

Tienen una relación “sana”, si el concepto de sana fuera  “con poca consciencia emocional y registro corporal”.

Tranquilx, ¡opinamos pero no juzgamos!

En definitiva, en los horizontes más abstractos de TU percepción no sé qué se aloja (a excepción de los sistemas socioculturales que condicionan tu “libre albedrío”).

 Pero en el mío, en el mío se alojan algunas sensopercepciones tan sutiles que me acompañan a imaginar los movimientos futuros de mis padres, que me caotizan tanto el cuerpo que me enraizo en mis chakras inferiores para darle tierrita a las emociones que emergen de ser testigo de esta experiencia.

En los horizontes más abstractos de la percepción (vamos a decir HAP), podrían alojarse: las memorias; imágenes explícitas que se presentan de sucesos del pasado; algunas tensiones corporales representando asfixia, opresión, cerrazón, asco, endurecimientos, rigidez…

O

Alguna blandura de una parte del cuerpo que permite descansar en la sensación de abrazo o cobijo interno, así como también la posibilidad de respirar, bostezar, lagrimear con sueñera y seguir respirando en lo que las gotas de los ojos dejan de salir y los pensamientos comienzan a acallar.

Esto es ficción, claramente. Está sucediendo en mi vida y, sin embargo, solo es mi percepción, mi realidad.

Tus horizontes podés descubrirlos con tantra: jugar con tu cuerpo, tu psique, tu alma, y danzar entre la rigidez (tiránica-autoexigente) y la blandura (amable-compasiva, espaciosa).

Ese entre es el Tantra para mí: el redescubrir los horizontes de mi percepción a través de todos los sentidos de mi cuerpo. Un movimiento tan amable y desafiante como sagrado.

(Imagen recuperada de Pinterest)

Me he sentido gozosa de escribir este texto y de colaborar con una perspectiva más dentro de la diversidad y versatilidad de lenguajes y conceptos sobre el Tantra que vayas a encontrar en este blog, es mi manifiesto que Besuqueable siga acercando el juego, el placer y la profundidad a personas como yo que les gusta preguntarse cositas sobre esta humanidad rara que somos; La dinámica de escritura fue propuesta por quien le sirve, el don Besu, desafíante, transformadora y unificadora ❤ Gracias.

Comparte estas tremendas letras si te sientes amable o si tienes la fantasía de tener sexo vestidx de jaguar; total nadie se enterará de cuál es tu caso:

Acerca de mí

Angie Delfino
Angie Delfino
Terapeuta integral especializada en tantra ~ holandacel@gmail.com ~ Web ~  More Posts

Humanizo lo terapèutico:

Soy Angie. Respiro, escribo y pongo el cuerpo en preguntas incómodas. Me gusta hablar de culos y chakras en la misma oración, porque la espiritualidad también huele, suda y se ríe. Terapeuta visceral y exploradora de horizontes abstractos, danzo entre la rigidez y la ternura. Ahí, en ese entre, descubro el Tantra.

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